Los grandes miedos de la adolescencia - Homeschool Mentor de Vidas

Los grandes miedos de la adolescencia

 

El conocimiento es poder. Por eso el pasado mes de julio de 2021 realizamos un taller para padres de adolescentes donde enseñamos las razones neurocientíficas del comportamiento de los adolescentes y qué sucede en el cerebro a esta edad maravillosa. Nuestra intención es equipar de conocimiento y herramientas concretas a los padres para que puedan ayudar a sus adolescentes a sobrellevar esta etapa de la vida. Sin esta información revelatoria, es imposible entender a nuestros hijos... y si no comprendemos lo que hay detrás de cada comportamiento, se vuelve muy difícil que ellos nos vean como un elemento relevante en sus vidas.

Por ello, vamos a revisar tres grandes temores de la adolescencia, así poder entender los comportamientos de nuestros hijos.

Una de las emociones centrales en todo ser humano es el miedo o temor. Esta emoción se puede extrapolar a distintos tintes o niveles de temor. Para alguien, la posibilidad de ser asaltado puede ser un temor constante, mientras que otra persona puede ser consiente de que podrían asaltarla, sin embargo, puede caminar tranquila por la calle. Esto dependerá mucho del entorno en el cual nos desenvolvamos, la ciudad en que vivamos, el barrio, las noticias que escuchemos y la hora en la cual estemos en la calle. En fin, son variados los factores que determinan la influencia de esta emoción en nosotros.

Cada etapa en la vida tiene sus factores emocionales determinados. Por ejemplo, en los bebés, los grandes miedos pueden ser el desapego, el ruido fuerte, etc. En los niños los miedos más comunes son el temor a ser abandonado, el temor a algunos insectos, entre otros.

La adolescencia es, sin duda, una etapa única, especial e importante en la vida de las personas. En ella se establecen modelos y patrones de conducta que durarán para toda la vida. En esta etapa nuestra personalidad aflora casi en un 70%, por lo cual estamos en una etapa crucial. Lo relevante de esta etapa es que podamos entenderla para gestionarla mejor, esto se hace aprendiendo de los detalles de esta transición.

 

MIEDO AL RECHAZO

La adolescencia se caracteriza por ser una etapa en la que la persona busca respuestas que le ayuden a descubrirse a si mismo. Es decir, está en la búsqueda de una identidad que le diferencie de sus padres, de sus hermanos menores y de sus ideales de la niñez. Esta identidad debe ayudarle a interactuar con sus iguales.

El joven experimenta una preocupación excesiva por ser incluido en ese tipo de grupos formados por personas de su misma edad. No obstante, si no lo logra, esto provocará temor y miedo. Algo muy común en este período es el temor a ser rechazado, no por sus padres, sino por sus pares. 

¿Cómo podemos ayudar a nuestro adolescente a lidiar con el rechazo?

El rechazo es uno de los temores capitales, es más, los adultos también experimentan esta clase de temor, en el trabajo, en las relaciones, en los negocios, etc. La solución siempre comenzará con abrirse al diálogo y hablar sobre las situaciones en las cuales nos sintamos rechazados. Este tipo de conversaciones deben ser sistemáticas en un ambiente de confianza lejos de la crítica y la culpa. Si le preguntamos a nuestros hijos directamente ¿qué te pasa?, lo más probable es que nos respondan como ya sabemos: nada. Lo importante es que los padres den el puntapié inicial comenzando el diálogo con una experiencia similar a la que vive nuestro adolescente. Así podemos asentar la empatía que es fundamental para el diálogo efectivo.

En segundo lugar, debemos comprender el temor de tal manera que podamos entender o ser consientes del origen de este miedo. No se puede superar aquello que no se entiende. Por lo cual nuestra labor sería ayudar a nuestro hijo que el temor o miedo tiene su origen no en el rechazo mismo, sino que es provocado, en la mayoría de los casos, por una falta de identidad. Es normal, de hecho la adolescencia es una búsqueda constante de identidad. Proporcionémosle afirmaciones que le muestren sus propias fortalezas. Muchos rechazos son provocados por la diferencia que nos hace ser únicos frente a otro grupo de personas. Para esto debemos darnos el tiempo de conocer los dones y habilidades que tienen nuestros hijos y comunicarles constantemente en qué son buenos. 

 

 

MIEDO A EXPRESAR LOS SENTIMIENTOS

La adolescencia es la etapa en la que suele aparecer el amor. Una mezcla de emociones difícil de definir y más cuando en este periodo los jóvenes experimentan grandes desequilibrios emocionales. Si a esto le sumamos la continua búsqueda de identidad, la inseguridad y la inexperiencia características de esta etapa, encontramos que los jóvenes son muy vulnerables a esta emoción compleja y, por tanto, estamos ante uno de los miedos más comunes de este periodo del desarrollo.

Por otro lado, la búsqueda de la identidad, se traduce en un desapego de ideales frente a los padres, por ello, los adolescentes muchas veces ocultan sus sentimientos en entornos familiares. Ellos creen que al expresar los sentimientos con los hermanos menores o con los padres, es una señal de debilidad frente a sus iguales.

Refresquemos la memoria de nuestros hijos con recuerdos amorosos cada vez que veamos una oportunidad de conexión con ellos. Alimentar sus recuerdos les fortalecerá sus emociones y les dará seguridad a la hora de buscar un modelo de pareja. 

 

TEMOR A LA BURLA

Otro grande de los temores en la adolescencia es el temor a ser expuesto en un contexto de identidad, es decir, ser motivo de burla de aquellos a los cuales el adolescente quiere pertenecer. Por ello, los jóvenes buscan parecerse y adoptar las costumbres, cultura y manera de hablar de aquellos líderes de la tribu. Entienden que el líder de la tribu tiene el respaldo de todos, para exponer a aquellos que no cumplen con las reglas del grupo.

No nos enteraremos de lo que ellos viven fuera de casa si no averiguamos inteligentemente y con respeto a través de conversaciones sabias.

 

IDENTIDAD Y SEGURIDAD COMO MÉTODO DE AYUDA

Es importante desarrollar la seguridad que nuestros hijos tienen como persona, para ello debemos saber cuánto valen, no por lo que tienen o hacen o saben, sino por lo que son. Muchos padres cometen el grave error de asociar el valor de sus hijos con las calificaciones del colegio o los logros que pueda alcanzar. De hecho la educación tradicional dicta que si un estudiante es bueno cuando saca una calificación alta y, por el contrario, si saca una baja calificación, el estudiante es malo. Tenemos muchos adultos frustrados por esto hoy en día, de hecho hay quienes tuvieron excelencia académica; sin embargo, de adultos odian su trabajo.

Como padres debemos enfocarnos en el desarrollo personal de nuestros hijos enfocándonos en sus habilidades y valores fundamentales los cuales les ayudarán para toda la vida, no solo para conseguir un buen trabajo, sino también para escoger una buena pareja, tener una buena salud, ser mejor papá o mamá, mejor esposo o esposa, etc. El colegio y sus calificaciones no son el todo de la niñez y la adolescencia.

Reafirma la seguridad de tus hijos. Nuestra identidad se forma en los primeros años de nuestra niñez. Cuando otros adolescentes ven una seguridad en nuestra identidad, reconocerán el valor que cada uno tiene. 

Un pilar crucial en la identidad de los adolescentes y que nos ayudarán a contrarrestar los temores que viven en esta etapa es la confianza en ellos mismos. ¿Cómo se genera seguridad y confianza en un adolescente?

Lo primero es conocerlos tal cual son. ¿Cuáles son sus habilidades?, ¿en qué son buenos?, ¿qué cosas les resultan fáciles de hacer? Por ahí van sus fortalezas y debemos decírselas cada vez que podamos.

En segundo lugar, debemos ser las personas que más creen en sus habilidades. Propiciemos los momentos para que ellos nos hagan saber qué les gustaría aprender o perfeccionar en sus vidas. De pronto puede ser un nuevo idioma, un deporte, un tipo de arte, etc.

Otro factor que afirmará su seguridad y confianza en ellos mismos como adolescentes, es permitirles equivocarse y no culparlos por intentarlo. El error no premeditado es una herramienta poderosa de autoaprendizaje. El "volver a intentarlo" y "no rendirse" va generando convicciones en las metas que se van proponiendo. Dar espacio para el intento y error, alejarse del enojo o reacción por su error y ayudar cuando veamos que se están rindiendo, les ayudará a ser más perseverantes en la vida.

Como colegio nos preocupamos del desarrollo personal de los estudiantes, por ello hemos establecido estos tópicos como materias obligatorias en nuestros programas. Si deseas conocer más sobre nuestros programas de estudio, puedes comunicarte con un asesor directamente escribiendo a contacto@mentordevidas.com 

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